El partido comenzó parejo: games con dobles faltas, errores no forzados de drive, de revés, para todos los gustos por parte de Nadal y Nalbandian, pero fue el español el que se despertó primero, metió un cambió más y rapidamente se escapó en el set para llevárselo por 6/2.
En el segundo parcial parecía que el cordobés volvía al gran nivel que había demostrado a lo largo de toda la semana, y con dos quiebres de saque se puso 3/0 arriba; pero todo de escurrió como arena entre los dedos en cuestión de minutos. Nadal demostró porque fue número uno del mundo y siete veces campeón de Rolang Garros y saco a relucir todo su repertorio de golpes y contraataques. Fueron seis games consecutivos en los que el argentino fue un espectador de lujo, viendo como se le iba un partido que nunca tuvo bajo control.
Tras la derrota en la final de Viña del Mar ante el marplatense Horacio Zeballos, Nadal conquistó en Brasil su título número 51, 37° en polvo de ladrillo.
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